martes, 27 de febrero de 2018

El Museo del Habano en la Habana Vieja



Fundado en 1993, el Museo del Tabaco se encuentra en un bonito palacio de la calle Mercaderes, y es la institución cubana más importante dedicada a preservar la cultura del tabaco.

La casona data de finales del siglo XVIII y está considera una de las viviendas señoriales habaneras mejor conservadas de la época.
El centro cuenta con varias salas que muestran la historia de la plantación, elaboración y comercialización del tabaco en Cuba, desde la época precolombina hasta la actualidad. En el recibidor se exponen varias piezas que aluden a la historia del tabaco en Cuba, desde los primeros cultivos en la región de Vuelta Abajo, en el extremo occidental de la Isla, hasta su desarrollo industrial.


El salón principal alberga una exhibición de aspectos históricos y culturales del tabaco cubano y su incidencia en las artes, y una colección de fotos sobre las grandes personalidades que, a lo largo de la historia han consumido puros.
  

El Museo del Habano alberga la Casa del Habano, un lugar que cualquier fumador que se precie no debe pasar por alto si lo que quiere es adquirir buenos puros. En este espacio, además de diferentes marcas de habanos y útiles del fumador, te toparás con una colección de mecheros, tabaqueras, cajas de tabaco de marcas que ya no existen, marquillas y ceniceros.


La planta alta de la edificación está dedicada a la litografía, presentada atendiendo a las diferentes marcas de tabaco de los siglos XIX y XX, en las cuales se utilizaban fundamentalmente el pan de oro y la purpurina.
 


Un pequeño espacio está consagrado a la figura del lector de tabaquería, una tradición que comenzó en 1865 en la fábrica de tabaco El Fígaro. La iniciativa fue impulsada por el político liberal Nicolás Azcárate y el líder obrero asturiano Saturnino Martínez, que aprendió en Cuba el oficio de cigarrero y llevó la lectura a las fábricas para aliviar las largas y interminables jornadas de los torcedores.

En todas las fábricas de tabaco cubanas hay una tarima y una silla reservada al lector de tabaquería, que cada día lee a los cigarreros y cigarreras la prensa diaria y literatura de muy diverso tipo. Desde el principio, la elección de los materiales de lectura fue objeto de bronca, ya que las autoridades coloniales pretendieron imponer densos tochos sobre la historia de España. Al parecer sin mucho éxito, ya que el propio José Martí escribió “la mesa de lectura de cada tabaquería fue tribuna avanzada de la libertad”.
 

En la mayoría de las fábricas se leen las obras de Dostoievski, Víctor Hugo y Zola, con el objetivo de catalizar la conciencia social del gremio. El Quijote de Cervantes, el Conde de Montecristo de Dumas y las obras de Shakespeare también tienen gran aceptación, e incluso algunos de sus personajes principales han pasado a convertirse en vitolas famosas, como Sancho Panza, Edmundo Dantés o Romeo y Julieta.

Dirección: Calle Mercaderes 120 e/ Obra Pía y Obispo, La Habana Vieja

Horarios: De lunes a sábado de 9 a 18 h.

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