viernes, 13 de octubre de 2017

Habana Café

Habana Café

Desde Casa Carlos y Graciela quiero proponerte uno de esos sitios de La Habana que no puedes perderte durante tu visita. El Habana Café en el hotel Meliá Cohiba, en el corazón del Vedado, un establecimiento que es emblema de la ciudad.

Habana Café

Ambientado en los siempre sugestivos años cincuenta, cuando la isla era un hervidero de ritmos y arrollaban el mambo, el chachachá y el son de Arsenio Rodríguez, entre las mesas y pasillos del Habana Café deslumbran al público un niquelado Chevrolet Bel Air descapotable y un Buick 1957 que encienden sus luces y suenan sus claxons al comenzar el espectáculo, en el que los camareros son parte del show.

Hay también una Harley Davidson 1947 con sillín de cuero y del techo cuelga un avión biplaza Yak-18, que flota sobre los alucinados clientes creando la sensación de un fabuloso viaje en el tiempo bajo el reinado de la voz de Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo, que desde ultratumba canta ¡Oh vida¡.

En las paredes, junto a viejos anuncios de Pepsi Cola, cerveza Cristal o cuchillas Gillete, fotos de Bola de Nieve, del Benny, del boxeador Kid Chocolate, carteles de películas Imperio Argentina y portadas del Rhapsody in blue de Gershwin o de un famoso álbum de la Columbia con la banda original de Gentellmen prefer blondes. Además, un mapa a escala de La Habana ocupa toda una pared y sus principales edificios se iluminaban al comenzar la noche, cuando los empleados, antes de ponerse a servir tragos, suben al escenario y bailan con chancletas o sobre los asientos del despampanante Chevrolet amarillo matrícula 10210. Todo un impacto.

Primero en su espacio funcionó la discoteca Aché, que fue centro de la vida nocturna de La Habana y marcó toda una época. En 1997, mientras se gestaba en los legendarios estudios de la Egrem el éxito sin precedentes del Buena Vista Social Club, el Habana Café rompió moldes con una programación que desde el primer momento apostó por recuperar la mejor tradición de la música popular cubana, incluida la vieja trova de Compay Segundo y Eliades Ochoa, al tiempo que abria sus puertas a las orquestas bailables más destacadas del país, desde NG La Banda a Los Van Van de Juan Formell, que hasta el día de hoy sigue actuando en el Habana Café.

El Habana Café mantuvo siempre abiertas sus puertas a viejos y nuevos trovadores, desde los veteranos y uniformados componentes del Septeto Habanero, la agrupación sonera más antigua de la isla, con un siglo de vida y más de 200 canciones en su repertorio, a jóvenes como Kelvis Ochoa, que en la década pasada trajeron ritmos nuevos y congas pegajosas a este templo de la buena música.

Habana Café

Pasar una noche en el Habana Café se convirtió en sinónimo de escuchar la mejor música cubana, fuera de antes o de ahora. Y su impronta y fama fue creciendo, también lejos de la isla. Cuando en septiembre de 1998 se celebró el primer aniversario de su inauguración, acudieron al lugar un grupo de visitantes ilustres de España, con la vedete Norma Duval y la cantante Massiel a la cabeza, quien se subió al escenario a interpretar a duo con Compay su famoso chan chan, en noche memorable. 

Habana Café
Pablo Milanés en el Habana Café

Ir al Habana Café era lo más en la ciudad. Un día ibas a tomar una copa y te encontrabas a Joaquín Sabina refugiado en una mesa o bailando en el escenario tras los conciertos que ofreció con Pablo Milanés en la ciudad. Otra noche era el propio Milanés el que actuaba y compartía el escenario con Pancho Céspedes, o el gran pianista de jazz Chucho Valdés quien protagonizaba la velada, o por sorpresa comparecían Omara Portuondo y otras estrellas del Buena Vista Social Club durante uno de los descansos de sus kilométricas giras.

Hoy , el Habana Café recupera con una frecuencia fija a figuras legendarias del son como Eliades Ochoa, que en viernes alternos sube al escenario con su grupo. También se convierte en sede de orquestas que son patrimonio cultural de Cuba, como el conjunto de Arsenio Rodríguez (cada domingo) , y da cabida a las mejores agrupaciones bailables del país como Los Van Van, la noche de los sábados. Veinte años después de su fundación el Habana Café se renueva y a la vez vuelve a las esencias en un viaje que recién comienza.

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