El Floridita se ubica en uno de los rincones con más encanto de La Habana Vieja, por no ponernos chovinistas y decir del mundo, en el inicio de la calle Obispo, esquina a Monserrate, justo enfrente del nuevo Hotel Gran Manzana Kempinski. También está a un costado emblemático Museo de Bellas Artes, y con la fachada hacia el pequeño parque que recuerda a Francisco de Albear, creador del acueducto de La Habana.
El Floridita (antiguamente conocido como La Piña de Plata) es uno de los puntos de referencia de la buena coctelería de la ciudad.
Aquella frase que se lee en todas las guías turísticas sobre el “marco incomparable” sospechamos que se acuñó por El Floridita. Beberte un cóctel aquí te hace escalar 60 escalafones de golpe en la escala de Richter. No se nos ocurre ningún otro lugar en La Habana más ideal.