El mes de septiembre siempre es temido por todos los habitantes del Caribe, poderosas tormentas se forman por las cálidas temperaturas del océano y de poco a poco aumentan en fuerza y velocidad de sus vientos.
La noticia nos golpeó: se avecinaba un poderoso huracán, categoría 5, Irma. Y para colmo venia con nombre de mujer!! Nosotros acostumbrados a estos eventos climáticos, tomamos algunas precauciones aunque lo previsto era que Irma se desviara rumbo norte sobre la provincia de Santa Clara.
Casa Carlos y Graciela, nuestro pequeño hotel en la Habana Vieja había recibido el viernes 8 de septiembre a tres mejicanos, tres noruegas y dos alemanes. Todos se encontraban algo preocupados por lo que se avecinaba, sus vuelos habían sido cancelados hasta nuevo aviso.
Irma se detuvo sobre Varadero y los cayos de la costa norte de nuestro país la noche del sábado y domingo.
Yo estuve cerca de mis clientes todo el tiempo cocinando platos tradicionales libres de costo para ellos y asistiendolos con lámparas e historias de huracanes.
No hubo estrés ni tragedia, mucha cerveza fría y ron cubano. Las caras de preocupación se borraron a la entrada de Irma y al momento de la despedida cargada de emociones, solo se escuchaba el lamento de la partida.
Conclusión, la naturaleza siempre ha estado presente con sus arcoiris, amaneceres y ocasos, paisajes exóticos y fauna salvaje. Los fenómenos climáticos traen desastres y tragedias en muchas formas, pero hay que aprender a prepararse para recibirlos y salir de manera triunfante a su paso.
En la casa de Carlos y Graciela, Irma reformó lazos entre clientes, anfitriones, bromas e historias de toda índole relucieron a medida que la tormenta azotaba. Los viajeros nunca se sintieron solos o abandonados.
Para los meses venideros esperamos estar mejor preparados en cuanto experiencia y desempeño. Por ejemplo: la cerveza fría, el ron, unos tostones y calidez humana son algo seguro en nuestra casa bajo una tormenta con nombre de mujer o de hombre.
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