martes, 13 de junio de 2017

Ningún viaje a La Habana está completo sin un paseo por El Malecón

 Ningún viaje a La Habana está completo sin un paseo por El Malecón

El Malecón es un evocador paseo marítimo peatonal construido en diferentes etapas entre 1901 y 1954, que se extiende a lo largo de 8 kilómetros desde el Castillo de la Punta en La Habana Vieja hasta el Río Almendares en El Vedado.

Ningún viaje a La Habana está completo sin un paseo por El Malecón. Es una de las avenidas más auténticas de la ciudad y el punto de encuentro al aire libre de miles de habaneros. Un gran teatro al aire libre donde los vecinos acuden a saludarse, debatir o tomar algo.

La atmósfera del Malecón entra en ebullición al llegar el atardecer, cuando las luces de las farolas comienzan a despuntar entre los claroscuros de La Habana.

 Ningún viaje a La Habana está completo sin un paseo por El Malecón
Uno de los atractivos del Malecón es la puesta de sol, que se puede observar desde muchos puntos del paseo. La puesta de sol es un momento muy especial del día en el que el cielo experimenta un precioso cambio de color, que comienza cuando una débil luz amarilla procedente de El Vedado se proyecta en las desvencijadas fachadas de Centro Habana.

Es toda una experiencia ver pasar los minutos en los que el sol va fundiéndose con el mar mientras el cielo va adquiriendo tonos de color azul, naranja, rosa y violeta hasta desaparecer en el agua.

A veces la gente se trae la guitarra, por lo que con un poco de suerte podréis disfrutar de una actuación musical en directo.

En el Malecón hay actividad las 24 horas del día, en la zona Este –que comprende La Habana Vieja y Centro Habana– es básicamente diurna y en la zona oeste –todo El Vedado, desde la Avenida 23 a la Chorrera– el trasiego es principalmente nocturno.

La historia del Malecón comienza en 1819, cuando se puso en práctica el llamado “ensanche de extramuros”. La ciudad estaba creciendo y el litoral habanero desde la Bahía hasta el Torreón de San Lázaro era un hermoso, pero inhóspito espacio de roca y mar.

Desde donde se encuentra hoy en día el Parque de Maceo hasta la desembocadura del río Almendares, la zona costera se componía de afilados arrecifes y del impenetrable “Monte Vedado”.

 Ningún viaje a La Habana está completo sin un paseo por El Malecón
A mediados del siglo XIX el ingeniero militar Francisco de Albear, autor de numerosas e importantes obras en Cuba, proyectó algo más que un simple paseo. El Malecón sería una avenida construida a cuatro metros sobre el nivel del mar, separada de la orilla, y formada en la parte inferior por una amplia galería que serviría como línea de ferrocarril y almacén del activo puerto habanero.

El proyecto costaría 850.000 pesos de la época, pero el gobierno español no lo apoyó y la propuesta de Albear durmió el sueño de los justos. El primer tramo comenzó a construirse en 1901, bajo el gobierno interventor norteamericano del General Wood, y abarcó 500 metros, desde el Castillo de la Punta y el Paseo del Prado hasta la Calle Crespo.

En la primera década del siglo XX el Malecón se expandió rápidamente hacia el este, con una arquitectura ecléctica que mezcla el sobrio Neoclasicismo con el color y la fantasía del Modernismo o Art Nouveau.

En 1921 había alcanzado el floreciente barrio de El Vedado, en los años 30 los confines de Miramar, y en 1952 se culminaba la obra en el estuario del río Almendares.

A la altura de Trocadero se encuentra la Casa Museo Lezama Lima, donde el prodigioso poeta, crítico de arte y novelista cubano, y una de las figuras más influyentes de la literatura latinoamericana del siglo XX, vivió desde 1929 hasta su muerte en 1976. Su casa era un lugar de puertas abiertas a la cultura, y sus encuentros frecuentes con poetas, pintores y músicos, conocidas como las “tertulias lezamianas”, alcanzaron una popularidad legendaria.

Algo más al oeste, se encuentra el Barrio de Cayo Hueso, más o menos delimitado por las calles Belascoaín, Zanja, Infanta y Malecón. Cayo Hueso fue uno de los primeros asentamientos extramuros de la ciudad.

 Ningún viaje a La Habana está completo sin un paseo por El Malecón

El recientemente restaurado Parque Maceo es una amplia explanada algo desangelada, en cuyo centro se levanta el Monumento a Antonio Maceo. Conocido como «El Titán de Bronce», el General Maceo fue uno de los líderes más importantes e influyentes en las Guerras de Independencia de Cuba.

A lo largo del paseo, se encuentran algunos de los monumentos y edificios más representativos de la capital, como el Castillo de la Real Fuerza, el Castillo de San Salvador de la Punta, el Centro Hispano-Americano de Cultura, el Monumento al General Máximo Gómez, el Torreón de San Lázaro, el Hotel Nacional de Cuba, el Monumento a las Víctimas del Acorazado Maine, el Riviera Habana, el Meliá Cohiba, la Embajada de los Estados Unidos en Cuba, el Monumento a Calixto García o el Torreón de la Chorrera.

De todos ellos te iré hablando, poco a poco en este blog. 

¿Tienes algo que contarnos sobre tus experiencias en el Malecón de La Habana? Pues deja tu comentario aquí.

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