Quien no querría visitarnos?
No pienso venderles un paquete turístico o propagandístico de nuestra Cuba. Solo intento bajo un impulso de escribir, hablarles de algo que realmente me hace muy feliz, mi ciudad.
Tenemos un muy buen amigo foráneo en la familia que solía visitarnos en las tardes y se sentaba en un banquito en nuestra acera, se tomaba una cristal y disfrutaba hasta que anochecía del folklore habanero. Era como disfrutar de una buena película sin pagar la entrada al cine, nos decía.
Al parecer es completamente cierto, pues constantemente clientes que han estado hospedados en nuestra casa lo comentan, afirman que todos los ruidos que a veces atormentan al cubano, como el panadero pregonando a viva voz a las 7 am, o el bici taxi con su música alta y los camiones cisternas con sus cláxones; esta imperfección social y mas hacen de la Habana Vieja en especial un sitio singular y espectacular.
Nuestros amigos que viven como solemos decir en la otra Habana, Miramar, Playa y aun más cerca El Vedado, les encanta visitarnos pues les resulta muy entretenida nuestra casa. Y esto se lo debemos a nuestro carisma, y sobre todo a nuestra Habana Vieja. Es como una persona con personalidad y distinción.
Somos una ciudad detenida en el tiempo y esto puede traer diferentes opiniones y debates. Yo prefiero verlo desde un punto de vista optimista, el que somos arquitectónicamente muy ricos.
Caminar por las calles de La Habana Vieja es todo un lujaso y solo los que la aman pueden darse cuenta de ello. No creo querer una casa para rentar en otra parte de La Habana. Sería muy aburrido para mí y para mis clientes.
Esta es Cuba, con sus tonos vivos y grises.
Yo amo mi Habana Vieja y no espero que se enamoren de ella pero sí que la quieran y cuiden un poquito.
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