Se habla constantemente de un terrible cambio climático
que amenaza a la humanidad, sin embargo poco se habla de la transformación que
ya ha sufrido el hombre mismo. El hombre de nuestros días ya hizo metamorfosis
cerebral y no es ni remotamente el mismo de tiempo atrás. Como se admiraba en
mi época a las grandes figuras de la humanidad, a hombres celebres de la
antigüedad en todas las esferas del conocimiento humano y sus increíbles
descubrimientos.
Incluso hombres del campo sin mucha educación ni cultura
miraban un cerdo o una vaca y de inmediato estimaban su peso y su precio. Eran
extremadamente hábiles en sacar cuentas en la mente y multiplicaban, sumaban,
restaban y dividían a velocidad asombrosa. Algunos llegaron a ser importantes
incluso millonarios. Hasta analfabetos llegaban a políticos distinguidos.
El ciudadano de nuestros tiempos está más torpe, en
sentido general y casi mayoritario. Lo note cuando en una gestión
administrativa, el empleado a cargo me dijo; Venga mañana temprano, porque para
esos papeles debo tener el cerebro fresco y ya son las tres de la tarde.
Las causas podrían ser muchas y diversas, me da por
pensar. En primer lugar, el egoísmo y el individualismo que le ha hecho perder
la comunicación con los semejantes y por ende la falta de solidaridad. Vive muy
encerrado en su entorno y ajeno a lo que considera extraño a sus intereses. Mi
problema es mi problema y lo que importa, lo restante no me afecta
aparentemente y por tanto que cada cual empuje su carretón.
Es un primer paso a la deshumanización y a la
enajenación. Lo segundo seria el stress proveniente de unas relaciones sociales
diferentes, laborales, de transporte, con autopistas atascadas, crisis
económicas, hábitos de consumo presionan tés y una familia más exigente, más aburrida,
reclamando vacaciones y puede suceder como a un amigo que después de muchos
años de casado, la esposa se fue a vivir sola porque no se encontraba a sí
mismo y ya tenía 65 años y muchos nietos.
En tercer lugar, el aplastamiento de los medios masivos de comunicación y la tecnología moderna. Desde la aparición de la radio muchos empezaron a embobecerse con novelas, episodios, aventuras, y desde entonces una reacción lenta para con los avatares de la vida cotidiana. Coadyuvaron la prensa, los comics, los folletines, el cine, etc. El surgimiento de la televisión hizo subir la escala del idiotómetro en la ciudadanía y una dependencia casi esclavizan té de la programación
La situación se enardece con el video, los celulares y en especial con la computación. Parecemos zombis oyendo música por las calles y el ordenador ya logró atontar a niños y mayores, juegos que robotizan, compras y ventas on line...Ya no hay que pensar. Somos autómatas. Se olvidó la escritura, las matemáticas, se ha oscurecido el pensamiento, el sentido común, el ejercicio de razonamiento. No se sabe enamorar a una dama ni dar amor a los familiares más queridos. El dialogo entre los seres humanos, insustituible don de la creación, ha sido mutilado, pues además se ha limitado el vocabulario y la riqueza y belleza de los idiomas de la tierra, es un lenguaje sin dicción, sin contenido, se habla en rap. Si se pregunta una dirección en alguna ciudad importante del mundo, el interrogado refleja una mirada profundamente perdida en el horizonte, lelo, idiotizado, no entiende, y a veces esta frente al mismo lugar por el que se pregunta. Salvémonos de la idiotización y recuperemos el juicio y la agilidad mental, no nos dejemos robotizar.
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